En la sociedad moderna, la moda no es sólo una cuestión de estilo personal, sino que a menudo asume el papel de herramienta para establecer y comunicar el estatus social. Esta dinámica, aunque parezca inofensiva, trae consigo una serie de daños que van más allá de la superficie estética y se entrelazan con la autoestima, la inclusividad y la percepción de uno mismo y de los demás.
El culto a la apariencia
La moda tiene el poder de transformar la ropa de una necesidad funcional a un vehículo de expresión individual. Sin embargo, cuando la ropa se convierte en un indicador predominante del estatus social, se corre el riesgo de crear divisiones y discriminación. Las marcas de lujo y las tendencias caras pueden convertirse en un símbolo de prestigio, excluyendo a quienes no pueden permitirse el lujo de seguirlas.
Daño a la salud mental
La constante presión social para ajustarnos a los estándares de belleza y seguir las últimas tendencias puede tener graves consecuencias en la salud mental. La obsesión por la apariencia física y el miedo a ser juzgados pueden provocar problemas como anorexia, bulimia y trastornos de la imagen corporal. La moda, cuando se asocia excesivamente con el estatus social, ayuda a perpetuar estos ideales poco realistas.
Inclusividad y Diversidad
Otro aspecto problemático es la falta de representación de la diversidad. Con demasiada frecuencia, las pasarelas y las campañas publicitarias muestran una visión única de la elegancia y la belleza, ignorando la amplia gama de formas, tamaños y orígenes culturales. Esto crea un entorno en el que muchas personas se sienten marginadas y no representadas.
Alternativa: Moda Sostenible e Inclusiva
Abordar estos problemas requiere un cambio cultural significativo. Promover la moda sostenible e inclusiva podría ser clave para reducir el daño al "estatus social" en la industria. En Shenty adoptamos prácticas éticas, que mejoran la diversidad y la inclusión, al mismo tiempo que trabajamos para reducir el impacto ambiental, contribuyendo así a una transformación positiva. Creamos prendas con el objetivo de que cualquier persona las use sin ningún tipo de distinción, creando colecciones con precios variados y accesibles para todos.
Conclusiones
La moda debería ser un medio de expresión y creatividad individual, más que una herramienta para dividir y juzgar. Abordar la conexión entre el estatus social y la moda requiere un compromiso colectivo para promover la inclusión, la diversidad y la conciencia del daño que una cultura de la apariencia puede infligir. Sólo mediante un cambio de mentalidad y prácticas en la industria de la moda podemos esperar construir un entorno más saludable y acogedor para todos.